En mis mentorias de oratoria acompaño a profesionales, jóvenes emprendedores y ejecutivos para potenciar su manera de hablar y apoyarles con el mensaje que quieren transmitir. Trabajamos de manera personalizada las oportunidades, instruimos, practicamos y finalmente pasamos a una exposición necesaria para saber que logramos los objetivos.
En el caso de esta profesional del coaching no fue diferente. Le recomendé participar en algunos medios radiales y televisivos para practicar y aumentar su visibilidad. Manos a la obra se logró; sin embargo, su vivencia fue totalmente diferente a la esperada. No encontró buenas prácticas para emular.
De su propia experiencia me contó cómo no encontró guiones, como había una improvisación –no aquella donde te preparas para hablar de un tema en un momento inesperado- más bien mediática para salir de un momento. De la misma manera no percibió una preparación para entrevistarla sobre sus temas de finanzas.
Conjuntamente con esas faltas de habilidades que vio mi aprendiz o mentee (como es mejor conocido en inglés) reconoció que prepararse para la entrevista la empoderó, le permitió enfocarse donde ella entendía y especialmente cuando quienes la entrevistaron estaban lejos de su propósito.
Aunque la imagen es relevante en los medios de comunicación; también hablamos de cómo se le da tanta importancia a la vestimenta, a lo físico en vez de lo intelectual, por lo que esto desvirtúa el concepto inicial para el cual fueron instaurados los medios de comunicación y los agentes que la componen. Escuchó sobre cómo no podían repetir atuendos y la presión social- económica que esto traía, cuando estos elementos se pueden usar múltiples veces, son reciclables.
No obstante necesariamente no está dentro del tema y no pienso abundar al respecto. No entiendo cómo funciona el mercadeo, ya que muchos de esos proyectos que no cuentan con buenas prácticas –en la mayoría de los casos- son los más afortunados en la gestión de patrocinio.
A pesar de esta realidad sigo con mi propuesta de retomar las buenas prácticas y me permito citar algunas – la lista no es limitante:
- Ser coherentes con lo que somos. ¿De qué nos sirve mostrarnos en las plataformas sociales, digitales y en los medios de comunicación de una manera diferente a lo que somos?
- Hablar correctamente. No olvidemos que educamos a muchos, incluso a más de un grupo que está en las aulas.
- Leer lo suficiente para enriquecer el vocabulario, eliminar los vicios al hablar, improvisar cuando sea necesario.
- Trabajar nuestra imagen de manera integral. Si bien es cierto que la imagen es relevante en los medios de comunicación – como dije anteriormente- también es importante que todo lo que hacemos y transmitimos esté relacionado.
- Y no menos importante rescatar el respeto y la admiración de quienes estaban en los medios. No para el ego; más bien para dignificar la carrera y la profesión.
