Sororidad es un vocablo que se emplea para referirse a la solidaridad entre mujeres en un contexto de discriminación. Tiene un origen latino y se asocian las palabras fraternidad y hermandad.
Esta palabra no fue reconocida por la Real Academia Española, que sí recogía algunos derivados como “sor” (tratamiento que se da a una integrante religiosa); “sóror” (referido a dichas religiosas), o “sororal” (de hermana) hasta el 21 de diciembre de 2018. En esa fecha, fue presentada la actualización anual de la versión en línea de la vigesimotercera edición, la cual incluyó la palabra entre varios miles de modificaciones.
La sororidad es un ejercicio de identificación entre las mujeres, que hace un llamado a reconocernos y respetarnos en la diversidad; de hecho, se puede considerar la mejor estrategia a utilizar para enfrentar el patriarcado y el machismo que es de donde se sostiene la desigualdad social basada en género que experimentan las mujeres dicen las especialistas de género.
Desde el periodismo podemos ayudar, especialmente en América Latina, a las mujeres a ser más visibles. Hay un gran trabajo por hacer. Desde la propia industria hay un tema pendiente por resolver: necesitamos crear consciencia, visibilizar las razas predominantes que no vemos en la televisión o vallas publicitarias. Se requiere tener una representación más diversa desde nuestros medios de comunicación.
Con el periodismo y la comunicación debemos comenzar desde el ejemplo. No enfocarnos en ciertas edades, cuerpos de miss universo, colores de piel. De hecho, mientras más oscuros menos visibilidad.
En el caso de la mujer que se dedica a la comunicación o el periodismo existen generalidades de que tiene que ser primero bella y luego el conocimiento cuando en realidad estas profesionales tienen más para contribuir precisamente porque tienen más edad, experiencia y trayectoria.
Proponemos llegar a acuerdos, pactos, en las sociedades modernas. Que las comunicadoras dejen de ser figuras secundarias o decorativas, especialmente en programas de opinión y comentarios en los cuales mayormente figuran los hombres. Las mujeres son dirigidas a temas triviales o de farándula. A pesar de que ha ido cambiando existe una exigencia de belleza por encima de las competencias y habilidades intelectuales.
Planteamos, además, que las comunicadoras y periodistas es el grupo más perjudicado por la discriminación estética en los trabajos. Entre las razones está que tienen más dificultad para encontrar trabajo por apariencia, edad y embarazo. Además de las disparidades salariales por el aspecto físico son considerables: las mujeres ¨bonitas¨ pueden recibir un 33 % más que el promedio y los hombres ¨feos¨ hasta un 36 % por debajo, de acuerdo al estudio La Belleza y su Efecto en el Mercado Laboral: Evidencia para Chile (2008).
Según el Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP, por sus siglas en inglés) – es la investigación a escala mundial más amplia y significativa que se realice sobre género y medios noticiosos- de 2015, solo un 24% de las noticias publicadas tratan de mujeres, y en el caso de las plataformas digitales representa un 26%
Las mujeres están seriamente subrepresentadas en la cobertura de noticias en contraste con los hombres, lo cual resulta en noticias que presentan una imagen del mundo donde las mujeres están sustancialmente ausentes, escasez de perspectivas y opiniones de mujeres en el contenido de los medios noticiosos, lo cual resulta una visión del mundo centrada en la figura masculina.
Sólo 24% de las personas sobre las que se lee en las noticias de la prensa escrita, o se escucha en la radio y la televisión son mujeres. En contraste, 76% ―más de 3 en cada 4― de las personas en las noticias son hombres.
Las mujeres únicamente comprenden 23% como sujetos de las noticias en notas monitoreadas en 84 sitios web de noticias.
De igual manera, necesitamos crear y debatir estos tópicos donde la gente tenga acceso para romper con estos paradigmas que se arrastran de generación en generación.
Buscar otras féminas de referentes también es válido para empoderarnos y bloquearíamos otros prototipos. Asimismo, fortalecer a otras al hacernos más fuertes, de darle la mano a otras al llegar a cierta posición en vez de vernos como competencia; más bien como una compañera, como hermandad de mujeres.
Podemos ayudar desde el periodismo. No es sencillo. Es una situación que está arraigada en el tiempo al punto de llegar a normalizarse, trascender a memes, chistes y dar por sentado que es así. El camino es la educación, la manera en que tratamos la información difundida y al personal con que compartimos.
